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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Dias en Granada.

Hoy me alejo del norte de Europa. He estado unos días en casa de mis padres en Granada y siempre que voy vuelvo con sentimientos contradictorios, por una parte tengo eso que podríamos llamar "la pena del emigrante" y que consiste, no en que eches de menos tu tierra, no es eso, uno se adapta a todo, es más bien la sensación de que tu propia tierra te ha echado y el sentir que después de un tiempo no tienes sentido de pertenencia; al mismo tiempo, llegas allí y todo te es familiar, conoces cada rincón.

Es extraño, sientes que ya no perteneces a un sitio pero a la vez siempre notas que vuelves a tu casa y tus raíces. A todo esto se le suma la pena que me da cada vez que vuelvo, la crisis ha pegado muy duro allí y no hay día que no cierre algún negocio de los de toda la vida, o de los valientes que se aventuran a abrir algo y les dura un par de meses.

Los turistas solo se quedan con la imagen de los bares de tapas y de la supuesta calidad de vida pero, si no hay trabajo no hay ninguna calidad.

Granada no es solo la Alhambra y para muestra ahí van unas cuantas fotos.